Las Misiones
Pedagógicas fueron un proyecto educativo español patrocinado por el
Gobierno de la Segunda República Española a
partir del Museo Pedagógico Nacional,
centro de investigación pedagógica, e inspirado en la filosofía de la Institución Libre de Enseñanza.
Fueron fundadas en 1931 y finalizaron con el comienzo de la guerra civil en 1936.
Debido a la
mala situación educativa de España en comparación con otros países europeos, a
la alta tasa de analfabetismo -en torno al 44%- localizada principalmente en el
ámbito rural, y a la voluntad del Gobierno de la Segunda República por mejorar
esta situación, se crean y desarrollan las llamadas "Misiones
pedagógicas", con el objetivo de “difundir
la cultura general, la moderna orientación docente y la educación ciudadana en
aldeas, villas y lugares, con especial atención a los intereses espirituales de
la población rural”.
En resumen, sus
objetivos eran:
1.- Fomentar la cultura general a través de la
creación y mantenimiento de bibliotecas fijas y móviles, proyecciones cinematográficas,
representaciones teatrales y museos circulantes.
2.- Asesoramiento pedagógico a maestros de
escuelas rurales
3.-
Educar a los ciudadanos para hacer más
comprensibles los principios por los que se rige un Gobierno moderno democrático a través de charlas y
coloquios.
El proyecto dependía
del Ministerio de Instrucción
Pública y Bellas Artes y estaba dirigido por una Comisión
Central, cuya sede se encontraba en el Museo Pedagógico. Este Museo, que había
comenzado a funcionar en 1884 como centro de investigación muy vinculado -tanto
por sus colaboradores como por su tarea- con la Institución Libre de Enseñanza,
se convirtió en pieza fundamental del proceso de renovación de la Enseñanza
Pública que culminaría en los años de la Segunda República. Ya en 1881 Francisco Giner había
propuesto una serie de medidas para la reforma de la institución pública que
incluían la idea de las Misiones. En ellas Giner sugería la creación de
unas Misiones Ambulantes que incluían los servicios que luego
ofrecerían las Misiones Pedagógicas: el
servicio de biblioteca, el museo del pueblo, el cine, el coro y el teatro del
pueblo, con su sección de música y su retablo de fantoches.
El Patronato
de las Misiones Pedagógicas fue presidido inicialmente por Manuel Bartolomé Cossío y
la Comisión Central estaba formada, entre otros, por el Director del Museo
Pedagógico (que actuaba como Vicepresidente) Rodolfo Llopis, Marcelino Pascua, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Óscar Esplá, Ángel Llorca y Luis Álvarez
Santullano (que ejercía de Secretario).
Con el tiempo, a las misiones Pedagógicas
se les fueron uniendo otros proyectos que tenían un enfoque similar en cuanto a
la educación y difusión de la cultura. Ejemplos de estas iniciativas culturales
fueron los teatros itinerantes, como el Teatro del
Pueblo, de Alejandro Casona, La Barraca de Federico García Lorca
y el Museo circulante. Otros intelectuales que participaron
de las Misiones fueron Miguel Hernández, Antonio Oliver, María Zambrano, Ramón
Gaya o Carmen Conde.
Fue un tiempo
donde por primera vez en nuestro país la
cultura se entendió como un bien común y no como algo reservado para las
clases privilegiadas. Los verdaderos protagonistas de estas misiones fueron los
ciudadanos de los pueblos y aldeas donde llegaron, además de los que
colaboraron en ellas como maestros, intelectuales, pintores, etc. Entre
ellos, destacó como director del grupo de teatro de las Misiones el
dramaturgo Alejandro Casona.
Las Misiones Pedagógicas están consideradas
como la realización más generosa de la II República. En su labor distribuyeron
más de 5000 bibliotecas y llevaron cultura y diversión a los lugares más
alejados de España.
VIDEO: Las Misiones Pedagógicas. TVE. Ministerio de Cultura. (55,40 min)
ENLACES:
http://www.residencia.csic.es/misiones/presentacion/inicio.htm
AUDIO:
1.- García Lorca y "La barraca", el renacer del siglo de oro. RNE. (57,02 min)
La compañía teatral La
Barraca, dirigida por Federico García Lorca y Eduardo Ugarte, resucitó durante
la II República el Teatro del Siglo de Oro. Aunque
nació como compañía universitaria, recorrió muchos pueblos y ciudades de España
y, además de ofrecer nuevas versiones de los clásicos, entre ellas una polémica
Fuenteovejuna, tuvo entre sus escenógrafos a artistas de vanguardia como
Alberto, Benjamín Palencia, Manuel Ángeles Ortiz y Alfonso Ponce de León. En
este documental, especialistas del mundo teatral y universitario explican lo
que supuso aquella experiencia para la creación del repertorio de clásicos
españoles. Su análisis se complementa con el testimonio de cuatro componentes
de La Barraca ya fallecidos: los actores Modesto Higueras, Luis Sáenz de la
Calzada y María del Carmen García Lasgoity y el pintor José Caballero.
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