Aunque parezca mentira, Adolf Hitler (1889
–1945) fue uno de los candidatos a ser nominado al Premio Nobel de la Paz del
año 1939.
La increíble propuesta salió de la mente de un parlamentario sueco, E.G.C.
Brandt, quien veía a Hitler como un verdadero salvador y valedor de la paz en
Europa y el mundo gracias a su participación en la firma de los “Acuerdos de Munich”
en 1938. Mediante estos pactos, se quería poner fin a la crisis de los Sudetes.
Participaron varios países: por un lado, Gran Bretaña (Chamberlain) y Francia
(Daladier), y, por otro, Alemania (Goering). Como mediador aparecía Mussolini
(Italia). Los acuerdos dieron “carta blanca” a Hitler para invadir los Sudetes
checos (cuya población era en su mayoría de lengua alemana), a cambio de que el
dictador nazi dejara en paz al resto de sus vecinos (política de
"apaciguamiento"). Se pretendía con ello evitar una nueva guerra,
pero la causa inmediata fue la puesta en peligro de Checoslovaquia y su
posterior invasión por parte de los nazis (1939).
No está claro que sucedió después de esta disparatada candidatura, más aún
teniendo en cuenta que, en ese mismo año, 1939, Hitler invadiría Polonia,
desembocando en la tremenda II Guerra Mundial. Unas fuentes citan que, una vez
comprobado su error, Brandt solicitó por carta la anulación de dicha
candidatura a principios de 1939, algo que le fue denegado.
Otras fuentes tratan de “quitar hierro” al asunto indicando que el bueno de
Brandt lo hizo de un modo irónico, para dar un “toque de atención” sobre la
situación de Europa.
Lo
que sí es cierto es que su candidatura fue contemplada, aunque tras un debate
se decidió que no fuese uno de los nominados finales.
De todas maneras, además de Hitler, otros dictadores también fueron nominados al Nobel de la Paz, por ejemplo, su amigo Mussolini, nominado en 1935 por varios profesores de derecho alemanes, o el dictador soviético Stalin, nominado hasta en dos ocasiones, 1945 y 1948, por "sus esfuerzos para poner fin a la Segunda Guerra Mundial".
Fuentes:
1.- Links:
2.- Carta del
parlamentario E.G.C. Brandt solicitando el Premio Nobel de la Paz para Hiter:
“Para el comité
Noruego del parlamento:
Adolf Hitler, El
hombre de la Paz
El abajo firmante se permite sugerir respetuosamente que el Nobel de la Paz de
1939 se otorgue el canciller y Führer alemán Adolf Hitler, el cual, según la
opinión de millones de personas, se merece más que cualquier otro hombre en
todo el mundo este prestigioso premio.
Se ha documentado que la auténtica paz en el mundo estaba en peligro; en 1938,
faltaron horas antes de la ruptura de una gran guerra europea. El individuo que
en esta peligrosa situación protegió nuestro continente de ésa horrible
catástrofe fue, sin duda, el genial líder del pueblo alemán, quien en el
momento crucial voluntariamente se abstuvo de dejar la bomba explotar, a pesar
de que tenía el poder para librar la lucha.
Por su amor ardiente de la paz, como ya ha quedado documentado en su famoso
libro “Mein Kampf” – en segundo lugar en calidad tal vez sólo detrás de la
Biblia, el libro de más fina y más amplia distribución -, por su
extraordinaria intención en el uso exclusivo de medios pacíficos, sin
derramamiento de sangre, (para incorporar Austria a Alemania, Adolf Hitler se
abstuvo de usar la violencia durante la liberación de sus compatriotas nostálgicos
en los Sudetes) y por su búsqueda legítima para hacer su patria grande y
poderosa. Es muy probable que el día en que los belicistas ya existentes dejen
descansar a Hitler, éste sea capaz de seguir adelante con su propósito
concebido en la infancia, y dentro de un plazo razonable de tiempo pueda
pacificar Europa y quizás del mundo entero.
Hay, sin embargo, un número por desgracia alto de personas que no ven la
magnitud de los esfuerzos de paz de Hitler, y yo por consideración a este hecho
he presentado a Hitler como un candidato para el Nobel de la Paz. Premio para
el que que un número de miembros del Parlamento sueco ha sugerido otro
candidato, a saber, el primer ministro inglés Neville Chamberlain. Esta
sugerencia parece poco meditada. Sin duda, es cierto, que Chamberlain realizó
extraordinarios esfuerzos de paz con Hitler que han contribuido a mantener la
paz mundial, ¡Pero la decisión final fue, sin embargo, de Hitler y no de
Chamberlain! Hay que agradecer a Hitler y no a ningún otro el hecho de que
todavía tengamos paz y un futuro en la mayor parte de Europa.
Debido a los méritos indiscutibles de Chamberlain en el trabajo por la paz,
sería posible que una parte más pequeña del Premio de la Paz le fuese otorgado
a él, pero lo correcto sería, que ningún nombre estuviera al lado de Adolf
Hitler y proyectase una sombra sobre él. Adolf Hitler, es después de todo el
luchador por la libertad más increíblemente dotado y millones de personas le
miran como al príncipe de la paz en la tierra.
Estocolmo, 27 de
enero 1939