"Málaga
Cantaora”, “Málaga Bailaora”, “Málaga y arte es lo mismo”, “En Málaga, se da un
taconazo en el suelo y salen artistas a porrillos”,etc. Pues bien, ahora es
el momento de abordar, brevemente, la vida de otra de ellas: Pepita Durán
Ortega, famosa bailarina gitana de gran belleza que cautivó a los espectadores
de los principales teatros de Europa, adquiriendo fama mundial como bailarina
española a mediados del siglo XIX.
La ciudad de
Málaga, como estamos viendo en las biografías de mujeres de este blog, ha sido
cuna de importantes artistas. Ya lo demuestran estas famosas frases:
Pepita Durán nació en el seno de una familia humilde en el afamado barrio del
Perchel, zona de pescadores y saladeros de antaño, en 1830. Su padre, Pedro
Durán, tenía una pequeña barbería y su madre era hija de un alpargatero gitano.
Muerto el padre cuando los hijos todavía eran muy pequeños, la madre casó de
nuevo con un zapatero, Manuel López. Según Gustavo García-Herrera, en su época
se comentó que Pepita podría ser incluso hija del duque de Osuna, de quién
habría sido amante su madre durante algún tiempo.
Pepita, de pequeña, ya apuntaba formas y aptitudes para el baile, mujer
pasional y espontánea cultivaba a su paso admiración por su arte proyectado en
la danza. Pepita marcha a Madrid para adquirir conocimientos más explícitos, es
allí donde contrae matrimonio con el profesor de danza Juan Antonio Gabriel de
la Oliva, para poco después separarse. Persistiendo en su carrera artística
actuó fuera de nuestras fronteras conquistando Europa, con sus muchos triunfos
se hace asidua en los grandes teatros internacionales donde la llamaban con el
apelativo de: “Estrella de Andalucía”, consagrada en su trabajo viaja por
distintos países, Viena, Londres, Moscú, Berlín...
Durante sus actuaciones en París, conoció al diplomático inglés Lionel
Sackville-West, segundo barón de Sackville, y comenzaron una relación que
provocó un gran escándalo en la Inglaterra victoriana, caracterizada por una
estricta moral y una tajante separación de clases, y que por tanto no vio con
buenos ojos la formalización de la pareja entre el noble diplomático inglés y
la famosa bailarina española de origen humilde.
Sin embargo, Pepita siguió a su amante y ambos tuvieron cinco hijos, nacidos
entre 1858 y 1869 (Maxilien, Victoria, Flora, Amalia y Henry). La pareja no
pudo casarse por el anterior matrimonio de Pepita, pero el barón mantuvo a la
familia sin problemas económicos y educó a sus hijos como miembros de la
nobleza inglesa.
El
barón y la bailarina tenían su residencia en el palacio de Arcachon, al su de
París, donde moriría Pepita a la edad de 41 años, a consecuencia de un
parto.
Es
así como Pepita Durán Ortega de raza gitana y malagueña entró a través de su
arte a formar parte de la alta sociedad del momento. El barón llegó a ser
ministro británico en Estados Unidos y a pesar de no poder contraer matrimonio
su amor perduró a toda oposición y traba. Más tarde y después del fallecimiento
de Pepita su nieta Victoria Mary fue una gran escritora inglesa, discípula
vinculante a la grandiosa Virginia Wolf, que se inspiró en la vida de Vita Sackville-West
para escribir la novela titulada: “Orlando”, luego más tarde, escribiría la
biografía de su abuela “Pepita” que la tituló así, con el nombre de su
antecesora. Pepita Durán queda inmersa y recordada en su amplia capacidad como
la artista que consigue contrastar su arte con el impulso personal que nace del
amor.
AUDIO: Vita
Sackville-West (1892-1962), nieta de Pepita Durán (3,18 min)
Vita Sackville-West, nieta de la malagueña Pepita Durán, se hizo célebre por su
vida aristocrática, su matrimonio abierto y sus apasionados idilios con las
mujeres. Formó parte junto a su marido, el diplomático y editor Harold
Nicolson, del Grupo de Bloomsbury. Su amante fue la novelista Violet Trefusis,
y en sus últimos años, sobre 1920, mantuvo una relación con la destacada
escritora Virginia Woolf.
Más
información: http://es.wikipedia.org/wiki/Vita_Sackville-West