Amalia, décima hija de los doce vástagos del industrial Manuel Agustín Heredia e Isabel Livermore, nació en la casa familiar de la Alameda, entre las calles de Torregorda y Ordóñez, en 1830. Esta ilustre malagueña fue una reconocida mecenas, coleccionista, investigadora y promotora de la cultura y las artes en la España del XIX.
Para muchos investigadores, esta malagueña,hija de la Ilustración y de la Restauración, ha sido una de las mejores políticas de la ciudad.
Para muchos investigadores, esta malagueña,hija de la Ilustración y de la Restauración, ha sido una de las mejores políticas de la ciudad.
Fue una mujer de fuerte carácter, muy inteligente, cultísima y muy preocupada por el patrimonio histórico-artístico, no solo de su ciudad, sino también de la España decimonónica. Esta personalidad la llevó a participar en ámbitos donde otras mujeres de su tiempo apenas participaron.
Se casó en 1850 con Jorge Enrique Loring, miembro de otra de las grandes familias que vivían en la Alameda (los Loring, los Heredia y los Larios, el llamado "Clan de la Alameda", controlaban la economía, la industria, el comercio, la vida social y cultural de la Málaga del XIX) , en este caso de origen norteamericano. En el viaje de bodas visitaron museos, jardines y monumentos de Francia, Italia, Suiza y Alemania. El matrimonio tuvo nueve hijos, de los que cuatro murieron prematuramente.
Tras su boda, el matrimonio se fue a vivir a las afueras de la ciudad, a la residencia de la Concepción, que transformaron, poco a poco, en jardín botánico, por lo que fue la creadora junto a su marido del Jardín Botánico de la Concepción de Málaga, donde reunieron una importante colección de piezas arqueológicas conocida como Museo Loringiano. También apoyó otras obras de calado en su magnífica labor filantrópica, como la fundación del colegio de monjas de la Asunción (donde ser formaban jóvenes de clase alta y media, que hasta entonces eran enviadas a Francia), el Hospital de San Julián y la primera piedra del que habría de ser el futuro Hospital Civil. Su dedicación a las cuestiones de beneficiencia fue grandiosa, siempre respaldando las iniciativas de su cuñada, Trinidad Grund.
El interés por la arqueología se desarrolló a partir de la adquisición de dos tablas de bronce que habían aparecido en la zona de El Ejido, que contenían las leyes flavias malacitana y salpensana, hoy en las colecciones del Museo Arqueológico Nacional de Madrid. A partir de entonces, el matrimonio Loring Heredia, "el conocido como clan de la Alameda" fue formando una de las mejores colecciones privadas de piezas arqueológicas de todo el país, sobre todo de época romana.
En su finca de la Concepción, en la que construyeron un palacete de recreo rodeado de un paradisíaco jardín paisajista, con plantas traídas de todos los continentes, considerado hoy día como el jardín botánico al aire libre más importante de Europa, fueron depositando su maravillosa colección arqueológica.
Familiar lejana del malagueño Antonio Cánovas, presidente del Gobierno
de España, pero sobre todo amiga, traslada junto a su esposo su
residencia a Madrid, donde se acrecienta su pasión por la política,
organizando importantes tertulias en donde no solían faltar el propio
Cánovas, Eduardo Dato, el antequerano Romero Robledo o Francisco Silvela que además de su yerno, casado
con su hija Amalia, era el familiar con quien ella se sentía más a
gusto y en quien más confiaba.
En sus últimos años, Amalia vio como la fortuna familiar se iba arruinando, lo que le obligó a vender gran parte de sus posesiones, mientras sufrúia la pérdida de tres de sus hijos, uno de ellos, Manuel, asesinado por una cuestión política en 1891.
Amalia Heredia murió en 1902, a los 72 años de edad, y sus restos mortales reposan en el panteón familiar de los Heredia en el Cementerio de San Miguel de Málaga.
Imagen: El Museo Loringiano. Jardines de la Concepción (Málaga). La Opinión de Málaga.
VIDEO: Jardín Botánico de la Concepción (10,06 min)
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