María
Zambrano es la más original y destacada filósofa de los últimos
tiempos en España. Discípula de Ortega y Gasset, Zubiri, García Morente y
Besteiro, fue una de las figuras capitales del pensamiento español del siglo
XX.
Nació en
Vélez-Málaga (1904), donde sus padres ejercían como maestros. La profesión
paterna hizo que su infancia y su adolescencia, en las que ya se desveló como
una niña despierta e inteligente, transcurrieran en tierras castellanas, concretamente
en Madrid y Segovia, ciudad a la que su familia se fue a vivir en 1909. A pesar
de abandonar Andalucía cuando era niña, sabemos que se apoderó de ella un
sentimiento de desarraigo que le hizo no renunciar nunca a sus orígenes y a
reivindicar de forma natural el andalucismo.
En
Segovia nace su hermana Araceli y es donde, a los catorce años, comienza sus
estudios de Filosofía y se enamora por primera vez. Ya en la universidad,
concretamente en la Universidad Central de Madrid (futura Complutense), seguirá sus estudios de
Filosofía, teniendo a maestros de la talla de Ortega y Gasset, García Morente,
Zubiri o el catedráctico y dirigente del PSOE, Julián Besteiro. Sus profesores, su padre Don Blas, o sus amigos
Antonio Machado o Miguel de Unamuno, tuvieron mucho que ver en la personalidad
e ideología de la malagueña.
Una vez terminados sus estudios, María comienza a dedicarse a la política,
participa en las Misiones Pedagógicas, gracias a las
que conoce a personalidades de la talla de Cernuda, Miguel Hernández, Cela, R.
Gaya, etc., redacta manifiestos y se estrena como profesora en el Instituto
Escuela creado por María de Maeztu.
Colaboradora de revistas como "Cruz y Raya" y "Hora de España" durante los años treinta, su apoyo a la causa republicana le llevó al exilio tras la Guerra Civil. Intelectual, comprometida y consecuente con sus convicciones, ejerció la docencia en varias universidades de México, Cuba y Puerto Rico. Regresó a Europa en 1953, instalándose en Roma y posteriormente en Francia, donde entablará amistad, entre otros, con Albert Camus o René Char. En 1982 fue nombrada Doctora Honoris Causa por la Universidad de Málaga y en 1984, tras casi medio siglo de exilio, retornó a España, siendo nombrada hija predilecta de Andalucía en 1985. Recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 1981 y el Premio Cervantes en 1989, primera mujer en recibirlo. Falleció en Madrid en 1991, siendo enterrada en Vélez-Málaga por expreso deseo.
Discípula de Ortega y Gasset, su pensamiento, cimentado en una vasta erudición y en unos planteamientos filosóficos de gran originalidad, refleja unas profundas raíces cristianas y fue derivando hacia una antropología existencial basada en una original renovación del espiritualismo. En sus textos, de una gran belleza literaria, habla de la razón poética, de la íntima relación entre la vida filosófica y la vida poética. También muestra su preocupación sobre el problema de Dios, sobre la distinción entre lo divino y lo sagrado. Por otro lado, dedicó un amplio espacio en su obra para reflexionar sobre lo español, el problema de España, tema muy recurrente entre los intelectuales exiliados.
Su obra fue muy abundante, y entre sus libros se pueden destacar los siguientes: Horizonte del Liberalismo (1930), La agonía de Europa (1945), Hacia un saber sobre el alma (1950), El hombre y lo divino (1955), Filosofía y Poesía, Persona y democracia (1958), España, sueño y verdad (1965) y Delirio y destino (1989).
VIDEO: La primera mujer Premio Cervantes. Reporteros. Canal Sur. (13,42 min.).
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